tercera vía ¿sin amor?

Empecé leyendo sobre China, el país contaminado de los millones olímpicos de dólares y euros. Renunciar a ir y no ganarlo o renunciarte y engordarlos. De todas formas ¿Cuál es la tercera vía? La que se retira, Imaz, Llamazares (mejor Anguita), Labordeta. Los que dicen hasta aquí, yo hice lo que pude. Pero nadie me entendió o no me hizo caso o las dos cosas a la vez o ninguna de las dos. O viceversa.

Últimamente lo que escribo parece no tener hilo conductor. Son planetas, astros, estrellas que se mantienen unidas a través de repelerse y atraerse. Mantienen la distancia que nos mantiene a flote, esa fuerza que las conserva vivas.

Así siento yo las cosas últimamente, así las escribo en mi mente, son conexiones telepáticas más que telegráficas. Como China y el PSOE, Elvira Fernández y los centros comerciales, como mi trabajo y lo mítines, como las productividad y la incompetencia, como las borracheras y el canon, como internet  y las fronteras, como la burocracia y el IRPF,  como el te quiero y no hablo, como el alquiler y un multicines. Como el maltrato y las milviviendas.

Entonces cuál es la tercera vía de esta dicotomía de juventud y vacío, precariedad estable y revolución imposible que necesita una burguesía, ¿no nos han educado como pequeños burgueses?, es un personaje más del juego. El dinero hace dinero, la mentira hace verdad, las páginas hacen el libro y la papeleta salmón al Senado, como las páginas de economía, que nadie entiende pero son muy importantes.

Fuerzas centrífugas de expansión concentrante. Suavizante de fresas, té de aloe vera, qué asco es bueno, tómate dos al acostarte, adelgaza, con mucho azúcar, sabe a mierda, y dos horas al día de spinning para olvidarme de ser puta, para sudar lágrimas que no lloro, y quemar la energía que consumo, que trago y no saboreo, como el chicle que no alimenta y mastico incansable.

Te adaptas, te adaptas

 

Doce y media de la noche, domingo. Gran Vía nunca está vacía. Tengo los pies mojados y estoy muy cansada me quedo para conocer a Javier, pero no me llama. Un chico me pide fuego, le digo que sí, no lo llevo en los bolsillos y rebusco por mi bolso, no lo encuentro. Quieres un cigarro tú, acepto. ¿Eres de Madrid? No, sigo buscando. ¿Y tú de donde eres? De Venezuela. ¿No eres de Madrid? No, soy de Alicante. ¿Cuánto tiempo llevas aquí viviendo? Cinco años. Saco el libro, la libreta, la cartera, el cepillo de dientes, el mechero no aparece. Sonríe y se balancea ¿Y a qué te dedicas? Soy conductor, estaba en el paro y me he ido sacando los carnés, y estoy muy, mira un domingo a las tres de la mañana y siempre hay gente. Pero claro, aquí pues es difícil, mucha gente, pero es difícil tener amigos. ¿Y tú a qué te dedicas? Estoy en el paro. Oye, perdona eh, que yo no soy así, pero eres muy guapa. No lo encuentro. No te preocupes, mira les pedimos a esos. Los segundos nos dan fuego. Fúmate el cigarro conmigo, acepto.

niña malcriada

Qué fácil es abandonar a alquien al borde del precipicio. Engañar y soñar con castillos en el aire. Repetir los besos marticados. Sentirme en el borde del abismo, quebrantarme e intentar resucitar.

Dicen que solo hay unas cuantas formas de vida, tan solo unas pocas. La mía es marchitarme a base de quemaduras.

Hacer zigzag en una cobardía. Como lo es tasnochar, acurrucarse y no coger el teléfono.
Tengo vacío el estómago de entrañas y palabras. Como el bolsillo o la memoria.

Qué difícil es reparar los errores, cuando no sabes cuál debía haber sido la respuesta.

No es por juventud. Es desquilibrio.
No es incoherencia. Es egoismo.
No es perder. Es apartar.
No es mentira. Te quiero.
No eres Tutti Tudela. Es sentir el abismo y acojonarse.

Qué fácil es irse de vacaciones y sonreír.
Qué difícil es quedarse y decidir.

poquito a poco, sigo sin agenda

aaaaaaaaaaAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHH