tiempos imperfectos

Odiar y amar son verbos relativos
Que se conjugan a destiempo
Odiar es rabia amor impotencia sufrimiento
Desagarro tortura constancia
Es de aquellas conjugaciones
Que sólo llegan a tener un significado completo
Cuando se narran en pretérito

Es incongruente
Un error a la semántica decir
Yo estoy odiando
O mañana odiaré a mediodía
Son un equívoco al diccionario
Un habemos me se ha roto
Una patada al género humano
Solo se puede odiar
Cuando el odio ya no existe
Cuando desde la perspectiva del sueño
Todos los matices que sentiste
Se convierten en un ser vivo con nombre
Como a Velázquez el odiar hay que mirarlo de lejos
Para poder verlo

El amar a su vez
Es siempre temeroso
A las formas compuestas
Que le convierten en un ser que no es él
Le desgarran le deprecian
Perdido como una patata en el nikkei
El amor es un tiempo de futuro en su estado más puro
Será siempre más certero más sensato más cabal
Conjugarlo en futuro pues el amor
Es de esa extraña cuarta conjugación
Que tanto en pasado o presente siempre se marchita
Se queda sin la declinación a la utopía
Sin la desinencia a la pasión
La reverencia al deseo
El complemento directo a la infancia
La felicidad
O la ingenuidad

Tanto amar como odiar
Son dos verbos destinados
A usarse a destiempo
Son sensibles a la vulgaridad diaria
A los solecismo vulgarismos
Laicismos seísmos y otros equívocos
Son verbos frágiles, es cierto,
Pero como cristales
Son duros acérrimos al destino de existir
Son lo más parecido a estar vivo
Pasado y futuro
/ Materia vital de la lengua

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